¿Cuántas veces hemos oído o nos han dicho frases como “estás exagerando” o “no es para tanto”? Seguramente muchas. Aunque la mayoría de las veces estas frases no tienen la intención de hacer sentir mal a la persona que las recibe, lo cierto es que afectan. Después de todo, es una forma de restar importancia a las emociones que se están sintiendo.
Sentir no es incorrecto
Las frases mencionadas anteriormente son parte de ideas o juicios aprendidos. Muchos familiares e incluso docentes pudieron crecer en un entorno y época donde el conocimiento de las habilidades socioemocionales era limitado. En consecuencia, al escuchar términos como los citados, por personas mayores, quienes quizás tuvieron dificultades para comprender sus propias emociones y, por ende, las de los demás. Probablemente, les resultaría complicado acompañar a otros en el proceso de la gestión de estas emociones.
Sin embargo, es fundamental reaprender y considerar que sentir no es incorrecto. No hay nada negativo en nosotros por experimentar diversas emociones y expresarlas. Por el contrario, invalidar las emociones tiene un efecto perjudicial en quien recibe esa censura. Al no permitírsele expresar lo que siente, la persona puede experimentar sentimientos de rechazo o juicio, lo que puede llevarla a distanciarse o adoptar una postura defensiva para protegerse.
Esta falta de expresión también puede llevar a la vergüenza y afectar la autoestima de la persona. Como resultado, no exteriorizan sus emociones, lo que puede llevar a una acumulación de estas y, eventualmente, a reacciones desbordadas. Además de afectar la autoestima, la censura de las emociones también influye en cómo nos relacionamos y en los vínculos que creamos. Esta dinámica puede perpetuarse con otras personas que sí se atreven a expresar sus emociones, contribuyendo así a un ciclo continuo.
Aprendamos a validar nuestras emociones y las de los demás
Debemos superar la censura para expresar nuestras emociones, comenzando por validar lo que sentimos nosotros mismos y lo que sienten los demás, en lugar de juzgarlos. Es importante darnos la libertad de sentir para comprender que los demás también tienen su propia historia y contexto. Sin embargo, es fundamental recordar que validar las emociones de otros no significa necesariamente estar de acuerdo con ellas.
¿Por qué es importante validar las emociones de los estudiantes y cómo hacerlo?
En el ámbito escolar, validar las emociones de los estudiantes es fundamental porque contribuye a construir su autoconfianza y fortalece los vínculos con su entorno. Para lograrlo, es importante que, como docentes, creemos un espacio seguro en el que los estudiantes puedan expresar lo que sienten sin ser juzgados. Además, debemos ayudarlos a aclarar lo que están percibiendo, comunicarlo, comprenderlo y aceptarlo.
Para apoyar a los estudiantes en este proceso, es clave que los docentes no solo usen palabras, sino también un lenguaje no verbal adecuado, principalmente una postura abierta y receptiva. Esto permite que los estudiantes se sientan escuchados y comprendidos, lo que promueve una gestión saludable de sus emociones.
Al validar nuestras emociones, los educadores también fomentan que los estudiantes se permitan sentirlas y aceptarlas, un paso esencial para su bienestar emocional. Si te gustó la nota, recuerda que hemos estrenado la 5ta temporada de nuestra serie Fortaleciendo Habilidades Socioemocionales donde abordamos este y más temas. ¡Mira la serie completa aquí!
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