El clima escolar no es simplemente el espacio físico donde se llevan a cabo las clases. Es un entorno vivo, lleno de interacciones, emociones y percepciones que influyen directamente en el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. Este «clima de aula» es crucial para el desarrollo académico y emocional de los alumnos, así como para el éxito general de la enseñanza.
Definiendo el clima en el aula
El clima de aula se refiere a las emociones y percepciones que sienten estudiantes y docentes como resultado de sus interacciones dentro y fuera del salón de clases. Es como el aire que se respira en ese espacio educativo: puede ser fresco y revitalizante, o denso y sofocante. Este clima no solo afecta el estado de ánimo y la actitud de los estudiantes, sino que también influye directamente en su capacidad de aprendizaje y en su bienestar emocional.
¿Cómo medir el clima en el aula?
Para medir el clima escolar, se puede comparar con la «temperatura» del ambiente. Una «alta temperatura» se evidencia, por ejemplo, cuando el docente utiliza un lenguaje autoritario, como alzar la voz constantemente. Por otro lado, una baja temperatura, puede ocurrir cuando no se establecen normas claras. Por ejemplo, si no hay reglas sobre el respeto mutuo.
En contraste con los anteriores, la temperatura ideal se logra cuando observamos un ambiente en el que, por ejemplo, un docente utiliza un lenguaje que invita a participar, como hacer preguntas abiertas; además, se establecen normas de convivencia, como el respeto mutuo.
Asimismo, nos encontramos con un entorno donde la participación de los estudiantes es activa y voluntaria; donde se interactúa de manera amigable; y en el que observamos a un docente que se dirige a los estudiantes por su nombre, con respeto, mostrando interés en sus emociones.
¿Cómo promover un clima escolar de respeto mutuo y bienestar para el aprendizaje en el aula?
Si estás buscando crear un clima de aula que promueva el respeto y estimule el aprendizaje, es clave que, como docente, puedas poner en práctica las siguientes estrategias:
1. Motiva la comunicación empática y asertiva
Como docente, debes motivar a los estudiantes a expresar sus pensamientos y emociones de manera respetuosa, al tiempo que demuestras una escucha activa y comprensiva. Por ejemplo, al alentar debates abiertos donde se valoren todas las opiniones sin juicios previos, se crea un espacio donde cada estudiante se siente escuchado y respetado.
2. Establece normas de convivencia claras
Esto incluye definir las reglas de comportamiento y expectativas desde el principio del año escolar, asegurándose de que todos los estudiantes las conozcan y comprendan.
3. Fomenta la participación activa
Lo que significa crear oportunidades para que todos los alumnos contribuyan con sus ideas y perspectivas. Por ejemplo, al realizar actividades grupales que requieran colaboración y discusión, se promueve la participación de todos los estudiantes.
Es importante que el clima escolar se mida con frecuencia para saber si la estrategia que hemos adoptado es efectiva o necesita mejoras.
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